En esta ciudad alicantina un grupo de niños fueron utilizados para salir casi desnudos, sexualizados y vestidos como si fueran señoras de cabaret. ¡Los niños no se tocan ni se les pervierte!. Los niños son hijos de Dios a los que no se les puede corromper.
Contra los pederastas, lo que dijo Cristo: “Más les vale que le pongan en el cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños” (Lucas 17:2).
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